miércoles, 25 de enero de 2006

sin título


Carlos y yo fuimos por la noche a ver cómo estaban las cosas en la Plaza Once después de la desgracia en el boliche. Él llegó a preguntarle a una chica que lloraba que cómo estaba, nos dijo que era amiga de varios desaparecidos y que se sentía mal porque tenía una alegría egoísta por no haber muerto... me impresionaron las luces y las velas, las telas con protestas colgando de los muros atestados de firmas y gritos. Luego nos fuimos de allí.

Al día siguiente volví solo. Esta era la lista de muertos y hospitalizados; y no era una película.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

En otra ocasión hace un par de años, me sentí en parte como esa chica... horrible.

ramón dijo...

¿Por qué? ¿Qué pasó?

Anónimo dijo...

El tren en el que voy a trabajar todos los días estalló media hora antes de que lo cogiera... no es muy agradable.

ramón dijo...

¡¡Hostia!!