domingo, 26 de agosto de 2007

Calle

"... Marco Polo imaginaba que respondía (o Kublai imaginaba su respuesta) que cuanto más se perdía en barrios desconocidos de ciudades lejanas, más entendía las otras ciudades que había atravezado para llegar hasta hasta allí, y recorría las etapas de sus viajes, y aprendía a conocer el puerto del cual había zarpado, y los sitios familiares de su juventud, y los alrededores de su casa, y una placita de de Venecia donde corría de pequeño.Llegado a este punto Kublai Kan lo interrumpía o imaginaba que lo interrumpía, o Marco Polo imaginaba que lo interrumpía con una pregunta como:

-¿avanzas siempre con la cabeza siempre vuelta hacía atras?
-o bien: - ¿lo que ves esta siempre a tus espaldas?
-o mejor: - ¿tu viaje se desarrolla sólo en el pasado?

Todo para que Marco Polo pudiese explicar o imaginar que explicaba o haber imaginado que explicaba o conseguir por último explicarse a si mismo que aquello que buscaba era siempre algo que estaba delante de él, y aunque se tratara del pasado era un pasado que cambiaba a medida que avanzaba en su viaje, porque el pasado del viajero cambia según el itinerario cumplido..."

Italo Calvino
Ciudades Invisibles

Cat Ba


Niña


sábado, 25 de agosto de 2007

Telaraña


Túnel del Vietcong en Bach Ma


Durante la guerra los americanos eligieron las cimas nubladas de Bach Ma para establecer una base avanzada de helicópteros. El Frente Nacional de Liberación de Vietnam, también conocido por Vietcong o Charlie (debido a que las inciales de Viet Cong, VC, se dicen “Victor Charlie” en el alfabeto de radio del ejército) se pasó mucho tiempo tratando de tomar la base sin conseguirlo en toda la guerra. Nosotros también intentamos llegar a la cima y nos encontramos alambradas en la jungla, restos de minas y hasta un trozo de pantalón –nos habíamos salido del camino-. Una de las muchas tácticas del Vietcong fue cavar unos túneles por debajo de la base, túneles que hoy en día están abiertos.
Pasamos por delante de una de las entradas y decidimos echar un vistazo. Había que agacharse bastante a pesar de que fuera decía que la altura eran siete pies –debían ser site pies de niño-. Llegamos a la primera curva y la realidad se impuso: no teníamos linterna. Espera -dije yo- podemos avanzar con el flash de la cámara. Me puse delante y dejé a mano la batería de repuesto en el bolsillo izquierdo. Pla pla pla. Avanzaba. Pla pla pla. Avanzaba. Pla pla pla. Y oímos un barullo delante. ¿Qué coño ha sido eso? Oscuridad total. Pla pla pla. Y algo me pasó rozando la gorra.
-¡¡Murciélagos!!- gritó Eduardo. Muchos. Grandes.
Cómo corrimos.

Hombre


No sabe nada de mi. Ni yo de él. Pero forzosamente estamos ahí ambos, uno frente a otro, sin saber lo mínimo, nombre, edad, estado civil o cosas que solemos hacer los viernes por la noche a la una y cinco de la madrugada.

jueves, 23 de agosto de 2007

miércoles, 22 de agosto de 2007

lunes, 20 de agosto de 2007

domingo, 19 de agosto de 2007

sábado, 18 de agosto de 2007

Juego

Piensas que lo controlas todo o como poco una parte, la importante, claro. Y así siempre pero nunca encaja nada. Esto es provisional –estás seguro-, sólo es una mala racha. Pero un mediodía de un sábado cualquiera abres los ojos y miras a tu alrededor: libretas gastadas de pasta negra -todas llenas de apuntes inconexos, garabatos, cartas tachadas que jamás enviaste y muchísimas notas intentando explicar qué fue lo que no funcionó-, zapatillas en el suelo –varias, ninguna te gusta del todo-, libros a medio leer –todos con un marcapáginas bien puesto, como en todo lo demás pero de papel-, docenas de cedés grabados que no piensas mirar, fotos acumulando polvo, cartas de hace veinte años, mapas –muchos- para no estar perdido, tarjetas y pasaportes –como veinte-, papeles, calcetines desparejados en una esquina, cables, sobres y llaves.

miércoles, 15 de agosto de 2007

lunes, 13 de agosto de 2007

sin título

Parece que me ves pero no me miras.

Calle - Hanoi


domingo, 12 de agosto de 2007

Atardecer

Estaba descalzo sobre la cubierta de madera de aquel barcucho, brisa templada piel sabor a mar de China, recuerdo que le dije a Edu algo así como tío disfruta porque esto no durará para siempre. No me jodas, respondió sonriendo.

Pero yo seguí -siempre lo hago-.

Chica comiendo sandía


lunes, 6 de agosto de 2007

sábado, 4 de agosto de 2007

sin título

Tuve que cubrir varias veces un impreso para solicitar los días libres, el primero me lo denegaron, luego el segundo y por fin a la tercera lo conseguí. El billete reservado lo perdí, claro, junto con la fianza. Compré otro para julio, malo será, pensé. Las colas para renovar el pasaporte empezaban a las seis de la mañana. Fui cuatro días sin conseguirlo y al quinto lo logré, me dieron un papelito y un vuelva usted el día once. El susodicho fue sencillo, pagar, fotos y volver a la hora y media. Además de eso, vez para el médico y vacunas. Vuelva usted el día cinco. Y el cinco allí en la puerta, fiebres tifoideas, malaria, tétanos y hepatitis por el módico precio de ciento y pico euros pero no fue tan fácil, farmacia y vuelva usted mañana que luego fue pasado. Visita a la embajada para pedir el visado, abrimos a las nueve, pagar, fotos y vuelva usted el miércoles. Entretando el ponerse las vacunas que parece trivial, su tarjeta es de Galicia no de Madrid, ha de sacar una nueva y en la cola del ambulatorio, de sanidad y de nuevo del ambulatorio, vuelva usted el martes y el martes que sea el jueves. Hecho. Y a diario salir a correr para estar en forma y aguantar lo que sea, cuatro o seis kilómetros si apetece, si es al sol mejor. Acostumbrarse al picante, estudiarse los mapas de ciudades en la que no has estado, planear rutas, Bach Ma, Hoi An, Saigón, Hue, Danang, Hanoi, Sapa, Cat Ba, Ha Long, Mekong, Cu Chi. Aprender a saludar en vietnamita, practicar un poco de inglés para no estar perdido, buscar crema para los mosquitos, protector solar, una gorra, mandar la cámara a limpiar para que esté impecable, gastar las goretex para que no duelan, comprar tiritas de segunda piel, espidifén seiscientos, gafas de sol graduadas, calcetines ligeros y bajos, un libro de Lucía Etxebarría para los tramos de tren largos y mentalizarse para no echar de menos nada y a nadie, abandonar el teléfono, cerrarlo todo, zanjar los problemas, olvidar ansiedades y dejarse ir de una puta vez en ese maldito avión hasta tan tan lejos.

El problema es al regresar. Estás en casa en medio de un silencio estúpido mirando las fotos de allí y pensando ¿y ahora qué?

Mujer lavando un cuenco


viernes, 3 de agosto de 2007

jueves, 2 de agosto de 2007

miércoles, 1 de agosto de 2007