sábado, 4 de agosto de 2007

sin título

Tuve que cubrir varias veces un impreso para solicitar los días libres, el primero me lo denegaron, luego el segundo y por fin a la tercera lo conseguí. El billete reservado lo perdí, claro, junto con la fianza. Compré otro para julio, malo será, pensé. Las colas para renovar el pasaporte empezaban a las seis de la mañana. Fui cuatro días sin conseguirlo y al quinto lo logré, me dieron un papelito y un vuelva usted el día once. El susodicho fue sencillo, pagar, fotos y volver a la hora y media. Además de eso, vez para el médico y vacunas. Vuelva usted el día cinco. Y el cinco allí en la puerta, fiebres tifoideas, malaria, tétanos y hepatitis por el módico precio de ciento y pico euros pero no fue tan fácil, farmacia y vuelva usted mañana que luego fue pasado. Visita a la embajada para pedir el visado, abrimos a las nueve, pagar, fotos y vuelva usted el miércoles. Entretando el ponerse las vacunas que parece trivial, su tarjeta es de Galicia no de Madrid, ha de sacar una nueva y en la cola del ambulatorio, de sanidad y de nuevo del ambulatorio, vuelva usted el martes y el martes que sea el jueves. Hecho. Y a diario salir a correr para estar en forma y aguantar lo que sea, cuatro o seis kilómetros si apetece, si es al sol mejor. Acostumbrarse al picante, estudiarse los mapas de ciudades en la que no has estado, planear rutas, Bach Ma, Hoi An, Saigón, Hue, Danang, Hanoi, Sapa, Cat Ba, Ha Long, Mekong, Cu Chi. Aprender a saludar en vietnamita, practicar un poco de inglés para no estar perdido, buscar crema para los mosquitos, protector solar, una gorra, mandar la cámara a limpiar para que esté impecable, gastar las goretex para que no duelan, comprar tiritas de segunda piel, espidifén seiscientos, gafas de sol graduadas, calcetines ligeros y bajos, un libro de Lucía Etxebarría para los tramos de tren largos y mentalizarse para no echar de menos nada y a nadie, abandonar el teléfono, cerrarlo todo, zanjar los problemas, olvidar ansiedades y dejarse ir de una puta vez en ese maldito avión hasta tan tan lejos.

El problema es al regresar. Estás en casa en medio de un silencio estúpido mirando las fotos de allí y pensando ¿y ahora qué?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola!
Qué bien que ya estás por ahí!
He leído vuestro relato a saltos, me gustó mucho, a ver si cuentas más cosas en directo y cuando traes a Edu! para que cuente lo que pasó en realidad, eso que nunca cuentas!
Me encantas vuestras entradas del día, y eso de Edu d empezar siempre "el tío..." jijiji, el comentario rijoso, parece que no fuisteis juntos, es estupendo, quiero que nos cuente másssss!
De fotos, las que más me gustan es la primera q pusiste, la tía en el borde de la piragua, y la de color, claro, viva el color!
muchos besos
Patricia-M