lunes, 30 de marzo de 2009

miércoles, 25 de marzo de 2009

Hombre durmiendo



Hoy soñé con alemanes. Tenía que esconderme en un granero y estaba acojonado porque esperaba una llamada de mi hermano y podía coincidir que justo sonase el teléfono cuando estaban cerca los soldados (si, era en plan Segunda Guerra Mundial). Y sonó. Corrí. Bajé unas escaleras de madera completamente seguro de que no había escapatoria y de repente vi un carro de heno. Me metí de cabeza. Olía fuerte, se hacía difícil aguantar. De repente me olvidé de los alemanes y recordé la casa de Luis en el pueblo cuando jugábamos en su granero, nos subíamos a una montaña de balas de paja y con una pelota jugábamos al rey de la colina. Allí, junto a los cerdos, felices, oliendo a sudor y mierda seca y respirando polvo flotante en la tarde extremeña.

sábado, 21 de marzo de 2009

Chico comiendo

Cabezas de cabra




Hay deseos que se deberían formular: todo el mundo ha de tener esperanzas (pero sin deseos banales). Recordemos que la vida es un lugar maravilloso.

...

Viernes por fin, malditos sean los demonios.



Al llegar a casa me puse a ordenar libros. Y allí, perdida, encontré mi libreta negra, la mismísima en la que escribía hace años -la primera hoja es del viaje a Grecia, el 24 de octubre del año 2000- sobre todo cuando estaba enamorado -bueno, encaprichado- de Valeria.

Abrí por el medio, al azar:

(escrito en mayúsculas, sin comas, muy pegado todo en plan Seven)

"puede que creas que la vida es injusta y encima y digo encima puede que no te equivoques y eso tiene tilde pero no viene a cuento a lo que me refiero es que efectivamente lo es pero es muy agradable caminar por la montaña contigo detrás criticando al planeta y tus exnovios a tu vida sedentaria del mercado laboral la cuestion de prioridades y el gobierno del pp la actitud de los perros pequeños y las campanas de las tres"

Salto unos cuantos años adelante

(escrito normal, lado izquierdo de la libreta, resto en blanco)

"Vuelvo de Bilbao con el pecho reventado y el estómago revuelto. Hoy -recuerda- sufriste como un cabrón en el coche esperando un gesto de indulgencia que nunca llegó."

Otro salto:

"Ya es noche cerrada. Estoy sentado en un banco de un parque, escribo a la luz de una farola. Huele a verde y a la madera del banco, hace un poco de frío. La sombra del bolígrafo se junta con él mismo y parece que son dos los que escriben, yo y mi otro yo. Me pongo a pensar en lo absurdo de esta tontería y qué cosas importan y cuáles no. Casi todos los días lo hago. Veo algo que me gusta y no puedo impedir una leve sensación mohína que me dicta que, finalmente, todo es en vano. Eso por una parte me quita y por otra me da ganas de todo, es a la vez un desenfreno y un retén, el motivo secreto de todas las cosas."



Me voy corriendo al cine.

Dos hombres en un vagón de tren

viernes, 20 de marzo de 2009

miércoles, 18 de marzo de 2009

lunes, 16 de marzo de 2009

Calle



A veces deseamos hacer dos cosas contradictorias a la vez. Estar solo, estar con ella. Chocolate, dulce de leche. Before sunset o Gattaca. Arroz con gomasio y algas o tortilla de patatas.

Pero sólo hay una calle.

domingo, 15 de marzo de 2009

Niños jugando en la nieve




Me pregunto cuánto tiempo se puede durar en esta postadolescencia eterna, llevando la vida como un juego continuo en el que nada duele, nada importa, nada tiene consecuencias, ni deja huella, no existe el tedio o el aburrimiento porque la cosa más tonta como una hoja de un árbol al caer ya te mantiene distraído en tu mundo, tu micromundo, ese al que nunca, bajo ninguna circunstancia y en ningún caso, dejas pasar a nadie.

Mujer

jueves, 12 de marzo de 2009

Niños en un río



Como pasa muchas veces, no tengo recuerdos de haber sacado esta foto. Exprimiendo el cerebro hasta la hez me parece que yo iba en un coche, quizás cruzábamos un puente, y es posible que fuese cerca de Vanarasi en aquella travesía desde el norte. Seguro que vi a esos niños caminando y me pareció bonito, sus siluetas, el color de la tarde en las aguas turbias y -sobre todo- la sensación de lejanía inalcanzable.

Tengo una certeza completa si mezclo en el recuerdo el olor de la cámara cuando está cerca de tus labios, su tacto suave y la oscuridad íntima que te arropa en su interior, un mundo secreto que pliegas y se detiene para siempre. Para siempre, qué cosas.


(...)

Cuando es así -que no me acuerdo de nada- me queda cierta sensación de farsa, como si le hubiese robado la foto a otro. Es como en la vida, no fui yo quien nació el mismo día que yo, ni fui a mi colegio, nunca estuve en los Ancares ni en Viena, tampoco nos besamos en aquel muro de musgo y ni siquiera aprobé nunca un examen de matemáticas. A la hora de la verdad somos poca cosa.

martes, 10 de marzo de 2009

Gente quemando muertos




No sé muy bien qué decir. Lo cierto es que me habían dicho claramente que no se podía hacer fotos de los rituales de muertos por una cuestión cultural y religiosa; a fin de cuentas es un momento muy serio -están quemando a su padre o su abuela o quien sea-.

Quizás finjo que respeto a los demás pero en realidad todo me importa una mierda.

Cielo



Cielos que pasan como un parpadeo del mundo, dios. A veces te quedas mirando arriba embobado como si en un momento dado se te fuese a revelar algo importante digno de ser sabido -y de la larga espera-. Pero siempre está el silencio -de las nubes- que no dice nada de nada.

Y eso es todo.

lunes, 9 de marzo de 2009

Plaza



Hay varios recuerdos asociados a esta plaza, quizás el más intenso fue cuando una noche cualquiera de verano -ya muy tarde- estábamos en una de esas esquinas oscuras Eme, Antía y yo besándonos los tres. Todo era silencio salvo el sonido de respiraciones fuertes -y corazones latiendo-.

Entonces oí a alguien que caminaba cerca y se paraba. Un chico que nos miraba desde las escaleras, escanzalizado. Me separé; contuve la risa y me acerqué a él con paso tranquilo -como aquel que se las sabe todas-. Le hablé muy bajo:

-Tío, que me jodes el rollo.
-Ah, perdona perdona -Empezó a irse apresuradamente.
-Ya sabes cómo son estas cosas... -Le dije sonriendo. No, no lo sabía. Y yo tampoco.