jueves, 12 de marzo de 2009

Niños en un río



Como pasa muchas veces, no tengo recuerdos de haber sacado esta foto. Exprimiendo el cerebro hasta la hez me parece que yo iba en un coche, quizás cruzábamos un puente, y es posible que fuese cerca de Vanarasi en aquella travesía desde el norte. Seguro que vi a esos niños caminando y me pareció bonito, sus siluetas, el color de la tarde en las aguas turbias y -sobre todo- la sensación de lejanía inalcanzable.

Tengo una certeza completa si mezclo en el recuerdo el olor de la cámara cuando está cerca de tus labios, su tacto suave y la oscuridad íntima que te arropa en su interior, un mundo secreto que pliegas y se detiene para siempre. Para siempre, qué cosas.


(...)

Cuando es así -que no me acuerdo de nada- me queda cierta sensación de farsa, como si le hubiese robado la foto a otro. Es como en la vida, no fui yo quien nació el mismo día que yo, ni fui a mi colegio, nunca estuve en los Ancares ni en Viena, tampoco nos besamos en aquel muro de musgo y ni siquiera aprobé nunca un examen de matemáticas. A la hora de la verdad somos poca cosa.

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