lunes, 2 de junio de 2014

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Mis inocentes intentos de camuflaje han dado su fruto hoy cuando un árabe musulmán me confundió con uno de los suyos. Imagino que no había visto la cámara ni mi gorra de los Yankees. Entretanto mi amigo Jesús, por despiste, consiguió la difícil tarea de cruzar por la puerta del Sultán sin ser musulmán.

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