lunes, 2 de junio de 2014

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Cuando voy de viaje me prohíbo escuchar música. El motivo es porque te transporta, y yo ya estoy transportado; no necesito soñar o que nada me evoque nada o -peor- me distraiga. Quiero estar ahí, atento, y nada más.

Hay un premio adicional. La primera canción que escuchas tras diez, quince, veinte días, va a ser una experiencia de estas de cerrar los ojos. Elijo meticulosamente la pieza de regreso, no puede ser al azar, y ese momento significa el final del viaje.

Ahora mismo estoy en un aeropuerto de Moscú, queda media hora para embarcar. Saco los auriculares y busco un rincón tranquilo. La canción se titula "Requiem for the static king, part 2" de mi grupo favorito.

Pues eso, cierro los ojos.

1 comentario:

Diego F. Goberna dijo...

Me alegra saber que no has sido francotiroteado. Gracias por dejarnos viajar contigo :)