Encontré la ciudad repleta de animales. Por una parte estaban los perros, hay incluso gente especializada en pasearlos por doquier, decenas de ellos. En parques, plazas, paseos, casi cualquier sitio, puedes cruzarte con verdaderas manadas caninas portadas por una sola persona atestada de correas. Luego están los gatos, no sólo los hay en el cementerio, en cada esquina ves uno, sobre todo por las noches. No sé cómo no se matan con las manadas de canes. Y palomas, siempre que das un grito en la calle hay una desbandada anónima no muy lejos.
Son una compañía más para el que pasea acostumbrado al silencio áspero de las calles de Europa, donde hay pájaros y gatos y perros, pero también son más serios.
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