Carlos y yo fuimos por la noche a ver cómo estaban las cosas en la Plaza Once después de la desgracia en el boliche. Él llegó a preguntarle a una chica que lloraba que cómo estaba, nos dijo que era amiga de varios desaparecidos y que se sentía mal porque tenía una alegría egoísta por no haber muerto... me impresionaron las luces y las velas, las telas con protestas colgando de los muros atestados de firmas y gritos. Luego nos fuimos de allí.
Al día siguiente volví solo. Esta era la lista de muertos y hospitalizados; y no era una película.
4 comentarios:
En otra ocasión hace un par de años, me sentí en parte como esa chica... horrible.
¿Por qué? ¿Qué pasó?
El tren en el que voy a trabajar todos los días estalló media hora antes de que lo cogiera... no es muy agradable.
¡¡Hostia!!
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