En realidad esta no es una gran foto, se trata de algo personal. Cuando era muy pequeño fui en una excursión del colegio a visitar las ciudades de León y Astorga, un fin de semana largo. Creo que fue la primera vez en mi vida que pude hacer fotos estando solo, tenía una vieja cámara compacta. Todos los niños estaban en la catedral sacándose fotos y saliendo felices en ellas, sonriendo lo más que eran capaces. Recuerdo perfectamente que me pareció algo un poco estúpido porque vendían postales, así que me fui a un parque cercano y saqué fotos a los patos. No vendían postales de los patos.
Saqué tres carretes de treinta y seis fotos cada uno. Me quedé bastante feliz con las fotos. Cuando volvía contento en el autobús no podía imaginar la azotaina que me esperaba días después, cuando mi madre trajese las fotos de la tienda de revelado y viese que yo no salía en ninguna y -lo que fue peor- estaban aquellos patos muertos de risa.
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