Si, probablemente soy de los que se quedan estancados en una idea sin ser capaces de salir; hay ratoncillos que lo harían mejor que yo en uno de esos laberintos de juguete.
martes, 26 de diciembre de 2006
Niña llorando (última de la serie)
Si, probablemente soy de los que se quedan estancados en una idea sin ser capaces de salir; hay ratoncillos que lo harían mejor que yo en uno de esos laberintos de juguete.
domingo, 24 de diciembre de 2006
Mujer con un periódico
viernes, 22 de diciembre de 2006
miércoles, 20 de diciembre de 2006
Mujer abrigando a un niño
Me fui.
martes, 19 de diciembre de 2006
sábado, 16 de diciembre de 2006
Chimeneas
viernes, 15 de diciembre de 2006
Puente
jueves, 14 de diciembre de 2006
Torre
miércoles, 13 de diciembre de 2006
lunes, 11 de diciembre de 2006
lunes, 4 de diciembre de 2006
Patio (última de la serie)
jueves, 30 de noviembre de 2006
Hombre caminando
Recordemos, cuentos aparte, que esto es una simple afición. Yo voy por la calle y veo, por ejemplo, a un hombre andando. Le hago una foto. Al revelarla -en el ordenador, son digitales- resulta que es bonita -o a mi me parece bonita-. Eso es todo.
miércoles, 29 de noviembre de 2006
Pasillo
martes, 28 de noviembre de 2006
domingo, 26 de noviembre de 2006
sábado, 25 de noviembre de 2006
viernes, 24 de noviembre de 2006
jueves, 23 de noviembre de 2006
miércoles, 22 de noviembre de 2006
lunes, 20 de noviembre de 2006
viernes, 17 de noviembre de 2006
miércoles, 15 de noviembre de 2006
martes, 14 de noviembre de 2006
sábado, 11 de noviembre de 2006
viernes, 10 de noviembre de 2006
Mujer
Unos tienen besos y otros tenemos té con menta. Así es la vida.
miércoles, 8 de noviembre de 2006
Surfista
martes, 7 de noviembre de 2006
Mujer
jueves, 3 de agosto de 2006
Pescadores (última de la serie)
A pesar de que todos nos equivocamos de vez en cuando –y hay que ser comprensivo con los errores ajenos- me gustaría mencionar que la persona que me compró los billetes de avión chinos –los de vuelos internos, me refiero- equivocó la ciudad de Xi’an, en la provincia de Shaanxi (casi en el centro de Asia, a no mucha distancia del desierto del Gobi), con Xiamen, en la provincia sureña de Fujian (bañada por el Mar de la China Oriental y a apenas tres kilómetros de las primeras islas de Taiwán). Más o menos hay entre mil quinientos y dos mil kilómetros de distancia entre ambas.
Es cierto que yo había visto los billetes. También es cierto que había leído que ponían Xiamen y desgraciadamente una de las pocas palabras que conozco en chino es “men” que significa “puerta”. Supuse por tanto que era el nombre del aeropuerto.
Paralelamente a esto se dio la situación de que un tifón azotaba las costas de China. Yo estaba tranquilo pensando que en ningún caso su ruta y la mía podían coincidir de manera alguna.
La vida da muchas vueltas; como un tifón.
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