lunes, 7 de septiembre de 2009

Tanzania, 5

Estabamos durmiendo cuando Edu entro corriendo en la tienda.

-Ramon, hay un elefante en la cocina.

Yo salte de la mosquitera y palpe en la oscuridad, camara, gafas -por ese orden-. Salimos corriendo en la noche. En el campamento apenas se veia a pesar de la luna llena porque habia muchos arboles. En una esquina estaban agazapados dos guardias negros y Hannah, emocionadisima. Me costo un rato verlo pero cuando se movio fue inmenso. Gigante, con enormes colmillos, a veces se encaraba hacia nosotros y levantaba las orejas y teniamos que correr por nuestras vidas. Luego se volvia a la cocina donde metia la trompa en busca de comida, entonces se oian platos rompiendose y destrozos varios. El otro -que eran dos- estaba no muy lejos pisando troncos y ramas. Yo me adelante y el elefante rodeo la cocina de modo que me lo encotre de frente como a cinco metros, y yo en calzoncillos -pense-. Se dio la vuelta con un ruido profundo y se fue lentamente por el bosque, bajo la luz de la luna.

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