miércoles, 8 de julio de 2009

Gente



Ayer tuve un ataque de caos. De repente me di cuenta de que todo a mi alrededor estaba ordenado meticulosamente, los libros, los cds, los dvds por orden alfabético, las partituras -de más fácil a imposibles-, las cartas de magic -por colores-, mi horario de sueño, de comer, de mear, lo primero que bebo todos los días, la cantidad de espirulina, el tiempo de correr -35 minutos-, la gente con la que me cruzo cuando lo hago -la niña del alaska, la pareja gay, el tío de la gorra verde y el que siempre-siempre pasa corriendo antes que yo con una misteriosa mochila-, lo que pienso al entrar en el Carrefour -pastelitos sin azúcar, limones, yogures de propóleo, frutos secos sin sal, verdura y fruta variada, de delante atrás-, los días de la semana para estudiar chino -lunes 7:30 y jueves 4:00-, para ir a la piscina a mediodía -viernes-, para quedar con Dani y Marcos -viernes noche-, para quedar con Paula y ver una serie y charlar -miércoles-, para quedar con Amapola e ir al cine -lunes-, para dibujar -lunes tarde, miércoles tarde-, para editar fotos -todos los días 15 minutos-, para estudiar programas nuevos -30 minutos al día-, limpiar la habitación -1 hora a la semana-, el baño -otra, mientras escucho chino en el ipod, los miércoles-, el momento de ver a Patri y Julián -sábados por la mañana, a las 9:30-, de regarles la planta mientras están de vacaciones -hoy a las 5-, de hablar con Edu -todos los días 15 minutos-, de modelar algo para el corto de Julián -cada dos días media hora-, de leer -todos los días 45 minutos, en cama-, de dormir -me levanto a las 7:01-, de hacer fotos -tres veces a la semana como poco-, de tocar un rato -10 minutos todos los días si la hora lo permite-, de terminar de pasar las reglas de magia de mi juego de rol -dos hechizos al día-, de prepararme la comida -por la mañana mientras hago el zumo con jengibre-, de releer mis comics viejos -dependen de las visitas al baño, ergo un poco cada día-, de tender la ropa -cada tres días-, de cambiar las sábanas -una vez por semana-, de ir a Santiago -una vez al mes-, de jugar al fúbol -los miércoles-, de repasar las clases de kungfu -martes y jueves-, de jugar a rol -sábados tarde una vez al mes como poco-, de ir a cenar al chino de Plaza España -dos veces a la semana si está Edu-, de comer en Ventas -los sábados a mediodía-, cenar en el ruso -una vez al mes-, en el japo cerca de Bilbao -el nagoya, una vez cada dos meses-, de quedar con Pablo -una cada tres meses y desayuno una vez al mes-, con María -una vez cada tres meses-, mantener el contacto con la gente de Z -el grupo literario argentino, una vez por semana-, hablar con Marta por teléfono -una vez al mes-, escribir a alguna amiga -una vez cada dos días si no me despisto con todo esto- y, aparte de todo, ir al cine dos veces por semana, jugar al mus una vez al mes, jugar al tenis si tengo pareja, dibujar -cada dos días media horita-, calmar a mi madre -una vez por semana-, echar gasolina -dos veces al mes-, venir a trabajar -ocho horas al día, cinco días por semana-, planear los viajes -tres grandes al año mínimo, cinco pequeños- y no acabar mal de la cabeza.


Un ataque de caos consiste en desordenar todo lo que encuentro a mi alcance, en todos los sentidos.

2 comentarios:

Kayele dijo...

Mira, Ramón...

me agobio sólo con leerlo, no sé cómo puedes soportarlo...

Tres cosas se me pasan por la cabeza:

* ¿Qué instrumento tocas?

* Me encantan las empanadillas del chino de Plaza España

* ¿Cuánto tiempo le dedicas a improvisar, a hacer cosas que no están planeadas?

ramón dijo...

toco el piano
improviso un rato todos los días XDDD