jueves, 12 de abril de 2007

Hombre



Siempre alguna casualidad rompe la monotonía de un momento cualquiera, da igual dónde mires.

Casi todos los días. Sin tregua que valga. Puede que no lleves la cámara y te pase con una llamada equivocada -sabes que es cierto-. Puede que apagues el teléfono y te encuentres una hoja con tu nombre -o el suyo-. Puede que pienses una carta -el as de copas- y salga una vez, cinco, cuarenta, las que haga falta -cuando sucede te tiemblan las manos de pura incomprensión y nervios- hasta que un día aceptes que tienes suerte, buena o mala, pero suerte.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Espectacular!!
Inmediatamente la vi recordé aquella otra foto tuya de la serie de Argentina de la chica y el dibujo del gorila en la pared.

Allí decías que "el problema con la suerte es que siempre quieres más"... y la volviste a tener!! No es sólo suerte, es también observación, mirada atenta y obturar el disparador en el momento justo.

Muy buena!

N.

ramón dijo...

si, ya van varias de esas donde hay coincidencias claras
pero también hay muchas otras donde necesitas suerte para que ella levante la mano, él se gire, se le caiga algo o muerda el maldito melocotón, jeje.

Lo que es cierto es que la suerte se provoca, hay que estar ahí, obvio. ¿Pero y la mala suerte? ¿También se provoca?

Anónimo dijo...

estás difícil, eh? primero el enigma y ahora esta pregunta.

Si, a veces se provoca la mala suerte y otras no. Cómo se la provoca? A veces hacemos elecciones desacertadas, otras nos adelantamos o nos retrasamos con respecto al momento preciso... jeje, de nuevo Bresson, la tengo con este tío.

Y a veces no, simplemente nos ocurren cosas no tan buenas,quizás están allí para enseñarnos algo o para volvernos más humanos o más sensibles o simplemente para recordarnos que no todo está bajo nuestro control.

N. :)