lunes, 11 de septiembre de 2017

Notas aleatorias nº 15

>> Al volar a América desde Europa uno pierde seis horas de vida. Crees que las vas a recuperar algún día pero no es cierto. 

>> Se desconoce si la palabra palangana (usada por los buscadores de oro) viene de la palabra ibérica "palaga" (pepita de oro). Investigando eso me enteré que palangana en Perú es sinónimo de pedante; el asunto viene de cuando los negros -y chinos- fueron liberados de su esclavitud. Si se lavaban la cara o manos la gente los tenía por fanfarrones, como que querían ser más de lo que realmente eran. Unos creidillos.

>> Voy sentado en pasillo en la zona turista de un Boeing 787 rumbo a Barcelona desde Newark. A mi lado hay dos americanos hablando sobre España. Uno le pregunta al otro:

-¿Oye, esto está pegado a África?
-No, hay un hueco.

>> Una señora argentina llamada Maria Cecilia nos ha alquilado una habitación junto a las Ramblas. Saco fotos a los tejados catalanes y luego voy a por agua. En la cocina está la dueña frente a una mesa con vino, queso, jamón serrano, ensaladilla rusa y paté de lo-que-sea. Mientras lleno el vaso, con la boca medio llena, me explica que su hija es vegana y ha programado un mes de desintoxicación para ambas. Empiezan mañana. Hoy se está poniendo ciega de todo.

>> Pasamos a medianoche por una calle en Nueva York donde alguien ha tirado un colchón. Hay un tipo bien vestido, con gafas de sol, fumando, que se ha tirado sobre él y está dando vueltas como una peonza. Parece feliz.

>> Lo malo de la vida tal y como se cuenta es que puedes pillarte la mano en una puerta y luego escribir unas notas como éstas y que nadie se entere de que en realidad te palpita la sien de dolor. Me jode pero es inevitable.

>> Hoy empiezo mis clases de francés. Han cambiado la oficina y resulta que son en el Empire State. Como es 11S, podré ver las torres gemelas de luz desde un piso 68.

>> Ayer mismo fuimos a mirar un apartamento para alquilar en Park Avenue. El portero era un señor albanés de gafas de culo de vaso que nos recibió de manera un poco hosca. Nos dijo que esperásemos en unas sillas del hall. Pasó un vecino. Luego una familia. Luego una chica salió del ascensor mientras el sol de media tarde se esparcía por los azulejos y dilataba la espera. En esto llega una señora mal encarada con un perro y le dice al portero que tiene que llamar al exterminador, que tiene un asedio de ratones o cucarachas en su casa. El pobre tipo le contesta que mañana -hoy- estará hecho. La mujer se va.

Hubo un largo silencio en el portal. Tras eso se oyó la voz del hombre preguntando.

-¿Han escuchado eso?

Otro breve silencio, y luego.

-Si.

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