lunes, 11 de febrero de 2013

Improvisación por la muerte de Eugenio Trías


Al leer la noticia me abordó una certeza absoluta de fatalidad: moriré, como todos. Nadie se libra.

Tuve que sentarme en el pasillo de forma patética esperando impaciente a que mi cerebro me protegiese de la certidumbre. Fluyeron líquidos, se mezclaron, se esparcieron por mis venas, mi gesto fue cambiando, mi memoria se calmó y el olvido de lo obvio se instaló en mi.



Imagino que así es mejor.

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