viernes, 14 de diciembre de 2012

castillo

Me había olvidado el teléfono en la habitación contigua y sonaba la alarma de las seis y treinta y uno : me levanté entreabriendo los ojos : soñaba algo, eso seguro : apagué el teléfono : meé sentado mirando los pies en la alfombra naranja circular sobre baldosas blancas : fui a la cocina : calenté agua mientras miraba por la ventana del balcón y veía a lo lejos cómo amanecía y las nubes azules y rojas hechas briznas : piiii sonó el microhondas : corté un limón : bostecé : al girarme vi un caracol gigante, como de dos metros, que dormía plácidamente en mi sofá de Ikea : salté del susto : corrí a la cocina y no se me ocurrió otra cosa que agarrar la sartén de hierro forjado : cómo pesa la hija de puta : de una hostia lo reviento -pensé- : pero al salir, ya no estaba : ah, ya sé lo que pasa : tiré la sartén por la ventana y se escuchó el sonido de una explosión y un coche que chocaba violentamente contra una farola : supe que el conductor estaba muerto : ya está bien -me dije- y fui al cuarto, me tumbé en cama, me cubrí con las sábanas negras y la manta nórdica : me desperté con el sonido del reloj, a las seis y treinta de la mañana.

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