jueves, 3 de enero de 2008

Niños en una escuela


Mi madre fue maestra durante muchos años. Cuando era muy pequeño iba con ella a una escuela rural en la Galicia profunda, un lugar llamado Picotos. Íbamos en un seat 127 azul al que ella llamaba Juanito II, nunca supe el motivo de este bautizo. La escuela estaba en la parte alta de una colina, tenía dos pisos aunque la parte de arriba -que yo recuerde- tenía el suelo de madera podrida y había riesgo de derrumbe y muerte si se caminaba por él. Todo olía a pintura húmeda, a verde, a pupitres de madera gastada. Cierro los ojos y tan sólo tengo tres recuerdos nítidos de aquella época:
El primero cuando me rompí la cabeza jugando a los vaqueros en la parte de atrás. Sangraba tanto que tuvieron que graparme el cráneo para poder detener la hemorragia.
El segundo cuando intenté mear yo solo porque me daba vergüenza interrumpir la clase. Era tan pequeño que no sabía así que me lo hice encima.
El tercero cuando vi a Margarita por primera vez; y sus trenzas rubias.
Además me recuerdo, muy vagamente, cogiendo castañas en un árbol y un muro de musgo (que me daba miedo saltar).

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Creo que es divertido eso de ponerle nombres a las cosas que más usamos como el coche o el ordenador. Si se llamaba Juanito II, es porque seguro existió un Juanito primero. Nombre de reyes y papas, pero a la vez de gran sencillez, muy imaginativo, tanto que hasta el día de hoy lo recuerdas. A la vez supongo que tiene mucho que ver con la escuela de niños de escasos recursos, digo, porque en Bolivia salió un bono llamado “Juanito Pinto” que es un bono del estado para que todos los niños pobres puedan cursar la primaria.
Ya me despertaste la curiosidad por saber con certeza porque se llamaba así.

Muy buena la historia junto a la fotografía, si hasta se me figura que los niños de la imagen llegaron allí montados a bordo del Juanito II :)
N.

Anónimo dijo...

Por lo visto desde niño las rubias te pueden, jeje.
N.

ramón dijo...

jejej

creo que será mejor que no le pregunte a mi madre, el misterio es más bonito que cualquier respuesta :)