Se puso a llover y corrí por la calle intentando esconder la cámara bajo el brazo para que no se mojase. A pesar del paraguas a veces la lluvia salpicaba de lado; me lo bajé todo lo que pude -era transparente, como muchos allí-. De repente estaba como en otro sitio, un lugar donde no pasa el tiempo ni hace calor o frío o importa nada.
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