Algún día todo acabará por venirse abajo. Pensad en tejados oscuros y antiguos, no puede ser que siempre sigan ahí, hasta la eternidad. La cultura cambiará y desmantelarán todo como si fuesen estorbos. O un terremoto se los llevará por delante. Guerras, bombas nucleares, carcomas microscópicas indetectables o un simple viento fuerte que le de a diario hasta que un día todo al infierno. Meditad sobre ello. En nuestro afán moderno nos resulta imposible pensar en lo perecedero de las cosas, como si el fin de algo bonito fuese malo o negativo. Puede tardar siglos pero todo lo que consideráis intocable o sagrado será olvidado alguna vez. También todo lo que creéis digno de durar; nosotros mismos no seremos nada ni nadie hablará de quiénes fuimos.
Esto no debe desanimarnos. Imaginemos lo contrario.
Todas las construcciones humanas de cierta elegancia van ocupando poco a poco la faz de la tierra, primero decenas de decenas en cada sitio -la actualidad-. Luego miles de miles. Finalmente millones por todas partes. Preservación total, restauración de cada muro, cada camino o lugar que alguna vez tuvo una historia. Fotocopiado constante de la realidad para salvarla de los contratiempos, por supuesto. Consciencia colectiva de lugares donde se sentó el papa o cagó cristo, donde tirotearon a nosequien o donde nació alguien famoso o brillante. Y cada vez más. El mundo anclado en momentos clave inmutables con las eras. Cada ciudad determinada para siempre por lo que empezó siendo una vez sin oportunidad de volver a ser otra, todo añadidos. Ideas viejas, miles, colapsando nuestra capacidad para distinguir. Religiones de antaño, idiomas que nadie usa y reuniones los sábados para tomar café, comer pastas y hablar de los muertos.
4 comentarios:
Que me perdonen los optimistas, pero yo creo que desapareceremos de la faz de la tierra no dentro de mucho. Y con nosotros todo lo que hemos construido. El cataclismo universal será... pero antes nos convertiremos en tres bolas. Algún día redactaré un tratado sobre mi "Teoría de las tres bolas"... os partiréis de la risa :-D
Estamos esperando jejejej
jeje... eso lo haré cuando tenga lo menos 80 años. De aquella estaré prácticamente ciego, pero con la ayuda de unos futuros implantes cerebrales bioelectrónios podré seguir usando el ordenador a 1000 GHz que llevaré en mi reloj de pulsera. Y no lo digo en bromas, dentro de esos 45 años habrá cosas aún más sorprendentes. Piensa en como estaba la informática hace nada más que 10 años. Un compañero de trabajo maquetaba ya libros en una imprenta, pero lo hacía en una máquina que ocupaba una habitación y con un teclado como el de una máquina de escribir mecánica... la leche vamos :-)
Si, habrá cosas que no podemos imaginar todavía... Buenas y malas.
Publicar un comentario