miércoles, 5 de octubre de 2005

Ciudad


Por los lados todo eran rejas que evitaban un suicidio involuntario. Incluso había una señal de no saltar. Miré abajo y me dio algo de vértigo, se me paralizaron las piernas y los brazos me dolían de hacer tanta fuerza y no sabía por qué. No voy a caer, pensé. Traté de controlarme y poner un pié más cerca pero no me obedeció. No pasa nada -insistí-, pon el puto pie ahí delante. Pero no. Terco como una mula. Tanto que a veces me parece que somos dos y no yo. Uno es listo, sensato y honesto. El otro habla.

2 comentarios:

Ani dijo...

Buena foto Ramón, urbanita 100%. Parece que estos Japoneses no construyen edificios demasiado altos, excepto algún que otro rascacielos como los del horizonte ¿cuantos pisos había donde tú estabas?

ramón dijo...

Estaba en una torre de 180 metros aunque no puedes subir más arriba de 100. Y ahí estaba yo, a cien metros.