martes, 18 de octubre de 2005

Dos mujeres a través de una tela


En Japón es muy común el uso de sombrilla. En cuanto sale un poco el sol la mitad de las mujeres se cubren con lo que pueden, muchos hombres también. Vi incluso a alguna gente con fundas para los brazos derechos que usan para conducir y que no se les oscurezca el antebrazo. Hay sombreros por todas partes y gorras de tamaños descomunales, de plástico oscuro de modo que si te bajas la visera funciona como si llevases un casco de protección lumínica. Alguno se envuelve la cara con toallas y hay cremas para estar más blanco.

La gorra es el símbolo nacional. Hasta yo me compré una de los Yankees. Hace diez años tuve una parecida pero la perdí en un tren en Portugal, se me olvidó en el asiento. Me miro en el espejo con ella puesta y la verdad es que no me queda muy bien. Hago un gesto raro para verme de lado y tampoco. No sé qué esperaba. Por culpa de la gorra la mitad de los japoneses pensaban que era americano o que me gustaba el baseball. Un día dos colegialas pasaron a mi lado por la calle y entre carcajadas dijeron: New York, New York. No miré atrás pero hasta doblar la esquina no dejé de oír sus risas.

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