Por supuesto no todas las fotos han de ser un espectáculo de predicción.
A veces al ver unas palmeras lejanas me gusta jugar a pensar que en
realidad tendremos muchas vidas como ésta. Exploraremos cada bosque
lejano, nombraremos cada montaña, nos bañaremos en cada playa al menos
dos veces. Y como el mundo cambia, nuestra curiosidad será infinita.
Al final del juego siempre me espera la realidad con un palo diciéndome que no tendré doce millones de vidas sino sólo una, que camine ahora mismo a ese bosque o no lo veré jamás.
Al final del juego siempre me espera la realidad con un palo diciéndome que no tendré doce millones de vidas sino sólo una, que camine ahora mismo a ese bosque o no lo veré jamás.
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