Cuando voy de viaje me prohíbo escuchar música. El motivo es porque te
transporta, y yo ya estoy transportado; no necesito soñar o que nada me
evoque nada o -peor- me distraiga. Quiero estar ahí, atento, y nada más.
Hay un premio adicional. La primera canción que escuchas tras diez, quince, veinte días, va a ser una experiencia de estas de cerrar los ojos. Elijo meticulosamente la pieza de regreso, no puede ser al azar, y ese momento significa el final del viaje.
Ahora mismo estoy en un aeropuerto de Moscú, queda media hora para embarcar. Saco los auriculares y busco un rincón tranquilo. La canción se titula "Requiem for the static king, part 2" de mi grupo favorito.
Pues eso, cierro los ojos.
Hay un premio adicional. La primera canción que escuchas tras diez, quince, veinte días, va a ser una experiencia de estas de cerrar los ojos. Elijo meticulosamente la pieza de regreso, no puede ser al azar, y ese momento significa el final del viaje.
Ahora mismo estoy en un aeropuerto de Moscú, queda media hora para embarcar. Saco los auriculares y busco un rincón tranquilo. La canción se titula "Requiem for the static king, part 2" de mi grupo favorito.
Pues eso, cierro los ojos.
1 comentario:
Me alegra saber que no has sido francotiroteado. Gracias por dejarnos viajar contigo :)
Publicar un comentario