En Egipto es bastante común ver a hombres de la mano o muy juntos, creo que manejan unas distancias de intimidad distintas a las nuestras. Entre ellos parece normal olvidarse un brazo en el hombro de un amigo o apoyarse en él sin más, lo que sin duda haría sonrojar a la mayor parte de los hombres que conozco o a mi mismo. Cuando la proximidad te resulta molesta lo es por encima de lo racional, es la costumbre la que te dicta dónde es demasiado, la diferencia es sutil pero real, apenas unos centímetros.
Luego está que yo soy un poco cactus.
1 comentario:
Hoy releía tus comentarios y me arrancaste una sonrisa...
Cactus...sólo un poco??? jajajaja
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