Creo que todo es confuso en Egipto, no sabes dónde mirar, dónde subir, qué lugar pisar, qué beber, con quién hablar, a quién hacer caso, el valor de las cosas o el sabor que tendrán una vez las pruebes y ya sea demasiado tarde. Como los olores en un mercado, la vida se superpone y se mezcla. Por las noches -al cerrar los ojos- escuchas tu corazón latiendo con fuerza; y no sabes si es porque eres feliz o perdiste los nervios.
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