Corría el año 1857 cuando una compañía localizada en el número 148 de Fulton Street, Nueva York, reinventó el papel higiénico. El dueño era un señor llamado Joseph Gayetty. No sin cierta controversia, su producto se publicitó como un accesorio anti-hemorroides y se vendía en paquetes de mil hojas por un dolar. Fue un fiasco comercial, por supuesto.
Hasta ese momento la gente usaba agua, arena, hojas, pieles e incluso palos para limpiarse el culo y supongo que nadie vio la necesidad de mejorar la experiencia. Hubo que esperar al año 1867 a que los tres hermanos Scott lanzasen un producto similar al del señor Gayetty; algo después se les ocurrió lo de venderlo en rollo y ahí triunfaron.
Decimos reinventar porque en China ya lo usaban desde el siglo II a.C. Pero como ustedes saben, eso parece que no interesa.
Hasta ese momento la gente usaba agua, arena, hojas, pieles e incluso palos para limpiarse el culo y supongo que nadie vio la necesidad de mejorar la experiencia. Hubo que esperar al año 1867 a que los tres hermanos Scott lanzasen un producto similar al del señor Gayetty; algo después se les ocurrió lo de venderlo en rollo y ahí triunfaron.
Decimos reinventar porque en China ya lo usaban desde el siglo II a.C. Pero como ustedes saben, eso parece que no interesa.
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