El caso es que hacía tiempo que no recordabas aquellos veranos en los que tú eras el único de la pandilla que no conseguía ligar; todos los demás se marchaban por las noches a la parte de atrás del muro de la piscina para besarse y meterse mano un poco. Mientras tanto tú paseabas por el parque, mirabas las estatuas de las ranas pintadas de verde o te ibas a por chucherías a la Calle de la Cruz. No podías imaginar que uno se forja de pequeño y que, pasados los años, cuando ya eres mayor, muchas cosas no se pueden cambiar. Ranas verdes. Chucherías.
martes, 9 de mayo de 2006
Hombre sentado
El caso es que hacía tiempo que no recordabas aquellos veranos en los que tú eras el único de la pandilla que no conseguía ligar; todos los demás se marchaban por las noches a la parte de atrás del muro de la piscina para besarse y meterse mano un poco. Mientras tanto tú paseabas por el parque, mirabas las estatuas de las ranas pintadas de verde o te ibas a por chucherías a la Calle de la Cruz. No podías imaginar que uno se forja de pequeño y que, pasados los años, cuando ya eres mayor, muchas cosas no se pueden cambiar. Ranas verdes. Chucherías.
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