viernes, 3 de abril de 2009

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De niño bailaba solo en casa, sin música, sin saber nada de nada. Si, años después tuve muchos amigos, pero antes de eso jugaba solo. En la habitación del fondo, tras el pasillo largo, pintaba en las paredes con ceras rojas. Desmontaba juguetes, imaginaba naves que volaban por la casa y que nadie veía, salvo yo. Tenía, también, enemigos imaginarios; y tardé muchos años en derrotarlos. Comía solo. Cenaba solo. No solía merendar ni ver la televisión, como los otros niños. Inventaba cuentos y me los contaba a mi mismo por el simple placer de oír mi voz de niño. Por las noches, bajo las sábanas con una linterna y un libro, escondido del mundo, viajaba lejos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

qué bonita es la sinceridad, mostrarnos tal cual somos y fuimos.

Aquellas pinturas en las paredes se convirtieron en hermosos dibujos en tu blog...aquellas naves imaginarias que volaban por tu casa y que nadie veía en sorprendentes dibujos de naves voladoras que podemos disfrutar por internet... aquellos cuentos que inventabas y te los contabas a ti mismo en cuentos que leen interesados personas que no te conocen y también los muchos amigos que tienes hasta del otro lado del inmenso océano y que ni el tiempo ni la distancia logran alejar...y aquellas noches en que viajabas lejos bajo las sábanas en numerosos viajes tan lejanos como reales...


N.