viernes, 18 de noviembre de 2016

NY, 2

Corría el año 1874 cuando un señor llamado Robert McCay inventó en Filadelfia un nuevo refresco que podemos traducir como "flotador de helado" aunque en los Estados Unidos se popularizó como "ice cream float" o "ice cream soda"; el invento gustó y se extendió la idea al Reino Unido donde lo llamaron "coke float" e incluso llegó a Nueva Zelanda donde lo llamaron simplemente "spider".

Hay al menos otras tres personas que decían haberlo inventado dos años antes que el señor McCay pero la Historia les jodió bien, como suele pasar. El invento era bastante simple, se le ponía helado a cualquier bebida carbonatada. A finales del siglo XIX tenía una popularidad tan bestial que era casi obligatorio tomarse uno si eras adolescente. No hacerlo era como no tener un smartphone hoy en día. Por aquel entonces se pensaba que las bebidas con gas eran medicinales así que muchos adultos les daban estatus de alcohólicas; esto llevó a que algunos gobiernos locales prohibieran tomarlas en domingo. Para que el "día del Señor" los chicos tuviesen algo que beber, se inventó una versión dominical sin soda a la que se llamó "sundae".

No tardó mucho en inventarse una variante en Chicago con cerveza de raíz en vez de soda. Esta cerveza (inventada en Europa en el siglo XVI) en inglés se llama "root beer"; tiene un 0'35% de alcohol y se hace con un explosivo combo de vainilla, corteza de raíz de sasafrás, nuez moscada, melaza y sabe dios qué más le ponen. Y encima de eso, helado. Le llaman "root beer floats". Hay quienes no se cortan un pelo y encima de todo le ponen un toquecito de nata montada, por si acaso no era suficiente.

Los mejores sitios de los Estados Unidos para tomarte esto están en Chicago, por supuesto. Los míticos Eleven City Diner, Scooter's Frozen Custard, Au Cheval, el Berghoff o Margie's Candies. Nada igual. En Nueva York no son tan buenos pero puedes disimularlo en Jacob's Pickles, en Amsterdam Ave. En el East Village también hay un sitio llamado Van Leeuwen Artisan Ice Cream, que es la gloria si nunca has pisado Chicago. En el otro lado de la isla, en el West Village, el Blue Ribbon Bakery Kitchen te puede hacer feliz.

Para todo lo demás, Mastercard.


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