jueves, 15 de septiembre de 2016

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En París por un motivo u otro siempre acabo en el cementerio de Montparnasse donde está enterrado Cortázar, mi escritor favorito. Sucede que como soy ateo tampoco es que el asunto signifique nada más que un mero depósito de restos con mucho mármol encima aunque valoro el arte de algunas esculturas y entiendo el sentimiento de pérdida de los vivos.

En esta ocasión me acerqué a la tumba de Samuel Beckett, un desalmado que me rompió el cerebro cuando viajé a Japón en 2005 llevando únicamente un libro suyo titulado Compañía. En la obra un personaje desnudo se encuentra tumbado/acuclillado en el centro de una habitación vacía y se siente tan solo que empieza a inventar fórmulas que le hagan compañía, recuerdos, frases repetidas como mantras, su propia voz, imaginaciones y delirios. Tras seis semanas viajando -también solo- me tenía desquiciado. Ahora frente a su tumba decidí disculparle de forma póstuma. Te lo has ganado Samuel.

Justo pensaba eso cuando una señora nerviosa me asaltó preguntándome si por dios hablaba inglés. Tenía como sesenta años, rubia, quizás rusa. Que buscaba la tumba de Pascal y que era analista de datos y que los putos franceses no sabían señalizar. Baje el tono señora que yo la ayudo. Me agarra y me lleva al área 26 donde está el señor Pascal (o lo que queda de él). Cuando consigo soltarme de la loca y coger su mapa me meto entre las tumbas pisando flores secas y le grito que la encontraremos, que se tranquilice. Miré alrededor y nada, una tras otra. De repente otra víctima pasa por allí y la rusa le ataca a gritos, ¡Pascal! El señor sonríe y le indica amablemente que es otro Pascal -actor- y no el que ella busca. Batacazo. Salí de entre las lápidas y la señora se me abraza dándome las gracias. Inolvidable -dice- y se va riendo (por lo que deduzco que quizás no es rusa).

Libre y aliviado procedo a salir del cementerio. Camino brevemente y al girar la vista veo a un tipo con unos cascos Beat meando en una tumba. Una vieja francesa que pasa me dice algo. No hablo francés (se lo digo en francés) y ella cambia a español.

-Decía que mejor mear ahí que en mi portal.
-Eso seguro pero igual es un poco improcedente.
-Suerte que él puede.

Es compañía, pensé.

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