jueves, 20 de diciembre de 2007
miércoles, 19 de diciembre de 2007
Montañas nubladas
martes, 11 de diciembre de 2007
miércoles, 5 de diciembre de 2007
martes, 4 de diciembre de 2007
hombre trabajando
Apuntes mentales: crear una sensación falsa de relación objeto/sujeto-yo, captar una mirada al vacío que me atraviese -ponerme en medio-, llenar con un marco sin huecos o con demasiados huecos -nada a medias-, cortar lo que haga falta y si algo no convence pues a la basura, sin compasión. Líneas de fuerza y composión, buscar circunstancias de luz (y sobre todo sombra) propicias. Curvas, rectas paralelas, formas que no compitan entre si y dejen ver con claridad nítida, casi elemental. Buscar instantes que congelen un cuento, una historia que nunca concluirá, que dejen el sabor de algo a medio decir, el observador nunca puede quedar satisfecho. Y tensión, algo que no encaje a drede, errores voluntarios, cierto desenfoque o cualquier cosa que sea una incertidumbre. Sin demasiado blanco o negro, que no canse al mirarla una y otra vez. Que yo mismo la abra de vez en cuando y me pregunte quién la hizo, cómo y por qué.
miércoles, 28 de noviembre de 2007
Campos de arroz al atardecer
Edu y yo llegamos a las Montañas del Mármol aquella tarde calurosa después de recorrer a pie toda Playa de China desde Da Nang. En el último tramo habíamos visto a un hombre pasar en moto y le hicimos una seña con la mano en alto; el hombre dio la vuelta y vino a por nosotros. Con señas acordamos un trato, él nos llevaría al pueblo más cercano. Como Edu ya casi no podía andar entonces fue él primero y llevó las mochilas. Hacía tanto calor que se había quitado toda la ropa salvo los calzocillos blancos y, para ser sinceros, tenía un aspecto ridículo. En cualquier caso no nos importaba. Cuando los vi alejarse me puse a correr por la carretera. Después de varias horas de caminata me latía el pecho con fuerza pero me sentí vivo como nunca. Podía hacerlo. Había corrido más de un kilómetro cuando regresó el tipo de la moto quizás preocupado porque yo llegase a la aldea y él no cobrase por los dos. Así que me dejé llevar los cien metros que quedaban y llegué a la plaza del pueblo donde estaba Eduardo rodeado de mujeres y mojado de arriba abajo. Su llegada había sido triunfal, tipo musculoso en calzoncillos sudando hasta las cejas en medio de diez o doce mujeres aburridas. Todas sonreían como si fuese un día de fiesta. Yo les compré dos cocos y varios litros de agua.
(...)
Cuando bajamos de las montañas ya casi había bajado el sol. Apenas quedaba gente por las calles de la aldea. Vimos a una señora y le preguntamos -a base de señas- cómo llegar a Hue. Montó una que no veas, salió media aldea de sus casas y en diez minutos un viejecillo y un jovenzuelo llegaron con sus motos para llevarnos a Hue por los campos de arroz. Acordamos un precio con las manos y cerramos el trato.Me subí a la parte de atrás de la moto. Me había tocado ir con el viejo. Me agarré a él y noté que olía a jabón y arroz y gasolina de motocicleta. Estaba delgadísimo, tanto que pensé que no podríamos ir sin caernos. Arrancó con seguridad. El viento en la cara. El calor suave de última hora. Los músculos tiernamente doloridos. Los campos de arroz brillando bajo las nubes de verano.
Hice esta foto con una mano, agarrado al viejo. Luego cerré los ojos porque casi me caí y me asusté. Con los ojos cerrados pensé en mi forma de ser y en que seguramente nunca enseñaría esta foto. Siempre me esmero demasiado y eso a veces me amarga un poco. En las que descarto -porque no son perfectas- a veces se van fotos frescas, tontas, geniales.
miércoles, 21 de noviembre de 2007
martes, 20 de noviembre de 2007
jueves, 8 de noviembre de 2007
miércoles, 7 de noviembre de 2007
Chica mirando el mar
Íbamos en un barco en la bahía de Ha Long cuando nos fijamos en una chica francesa que iba (imaginé que eran novios; y lo eran) con un vietnamita que también hablaba francés. Se trataba de una pareja silenciosa y extraña, ella se tumbaba lánguidamente sobre él que parecía ignorarla (y la ignoraba), todo esto con una lentitud y parsimonia que al principio me hizo gracia pero que, pasadas unas horas, empezó a fastidiarme de manera sorda y tonta; me apetecía llevarles un café para que se moviesen un poco o hablasen o yo qué sé, los sudokus les habían raptado el cerebro.
Entretanto el barco avanzaba y la tarde con él. El sol de verano y la brisa del mar de China eran muy agradables así que me senté en la popa a estar descalzo un rato y pensar en la vida y esas cosas. Estaba ahí cavilando cuando ella se acercó y se puso casi a mi lado, cerrando los ojos como sólo ella podía hacer (lentamente, muy lentamente) y dejándose estar sin más. De reojo no veía si me miraba o no y hasta ahí todo había sido paz y tranquilidad y todas esas estupideces así que decidí sacarme un poco de nervio y hacerle una foto lo más cerca posible. No debía enterarse y no por nada en especial sino por evitar la vergüenza extrema y los malentendidos porque a mi ella no me gustaba ni una pizca, era sólo como ir a pescar, pero cualquiera le decía eso (en francés) si me pillaba. Y mi cámara no es discreta o silenciosa ni nada de eso. Al menos la llevaba encima, siempre lo hago cuando estoy de viaje.
Empezó a temblarme la mano. Dios, estaba muy cerca. No podía mirar porque como he dicho no sabía si me vería las intenciones y a freir puñetas. Una sola oportunidad. No puedo, me dije. ¿Y así dónde quieres llegar? ¿Harás fotos de paisajes de ahora en adelante? Tío, puede que la foto sea una mierda pero tienes que hacerla, hay una línea que debes cruzar y está aquí y ahora. Si la haces no sólo serás feliz; habrás hecho lo que quieres hacer. Lo intento; dios, lo intento pero no soy capaz. No pienses eso, hazla ya.
Entretanto el barco avanzaba y la tarde con él. El sol de verano y la brisa del mar de China eran muy agradables así que me senté en la popa a estar descalzo un rato y pensar en la vida y esas cosas. Estaba ahí cavilando cuando ella se acercó y se puso casi a mi lado, cerrando los ojos como sólo ella podía hacer (lentamente, muy lentamente) y dejándose estar sin más. De reojo no veía si me miraba o no y hasta ahí todo había sido paz y tranquilidad y todas esas estupideces así que decidí sacarme un poco de nervio y hacerle una foto lo más cerca posible. No debía enterarse y no por nada en especial sino por evitar la vergüenza extrema y los malentendidos porque a mi ella no me gustaba ni una pizca, era sólo como ir a pescar, pero cualquiera le decía eso (en francés) si me pillaba. Y mi cámara no es discreta o silenciosa ni nada de eso. Al menos la llevaba encima, siempre lo hago cuando estoy de viaje.
Empezó a temblarme la mano. Dios, estaba muy cerca. No podía mirar porque como he dicho no sabía si me vería las intenciones y a freir puñetas. Una sola oportunidad. No puedo, me dije. ¿Y así dónde quieres llegar? ¿Harás fotos de paisajes de ahora en adelante? Tío, puede que la foto sea una mierda pero tienes que hacerla, hay una línea que debes cruzar y está aquí y ahora. Si la haces no sólo serás feliz; habrás hecho lo que quieres hacer. Lo intento; dios, lo intento pero no soy capaz. No pienses eso, hazla ya.
domingo, 4 de noviembre de 2007
sábado, 3 de noviembre de 2007
jueves, 1 de noviembre de 2007
hombre en bicicleta
jueves, 18 de octubre de 2007
miércoles, 17 de octubre de 2007
martes, 16 de octubre de 2007
lunes, 8 de octubre de 2007
viernes, 5 de octubre de 2007
Chico sentado
martes, 2 de octubre de 2007
Tres niños y un perro
Uno de mis mejores recuerdos de Eduardo sucedió en este río. Habíamos pasado la mañana caminando por sendas de barro bajo la lluvia torrencial y una nube que se había posado sobre el valle. Todo olía a tierra y campos de arroz, un olor intenso imposible de olvidar una vez lo has sentido. Él caminaba bajo la lluvia sonriendo mientras mi mayor preocupación era salvar la cámara y, al mismo tiempo, disfrutar. Recuerdo una choza en aquel camino donde intenté en vano secarme el agua de la cara. Recuerdo las niñas vietnamitas que nos acompañaron intentando que les comprásemos un palo que nos hiciese menos torpes. Llegamos a la parte más baja de los campos donde el río -por la lluvia- había crecido de una manera repentina y, simplemente, no se podía cruzar si no te metías hasta la cintura. El agua bajaba a borbotones. Las niñas, a pesar de que saltaban entre las piedras mojadas como cabras montesas y jamás resbalaban, eran demasiado pequeñas para poder cruzar sin riesgo; pero lo intentaron. Fue entonces cuando él les dijo algo -la lluvia y el río no me dejaron oírlo-, se descalzó, se metió en el torrente marrón de agua y barro y espuma y, sin dejar de sonreir, ayudó a todas a pasar.
Supe que nunca me olvidaría de aquel momento.
viernes, 28 de septiembre de 2007
jueves, 27 de septiembre de 2007
martes, 18 de septiembre de 2007
pasillo : gente : luz
Como tantas veces la hice a oscuras, pensando en bajito, conteniendo la respiración -y el corazón- para que no me temblase el pulso.
Más tarde escribí lo siguiente:
"(...) no sé cómo irán las fotografías que estoy haciendo, la gente es amable y se deja, los colores son vivos aunque luego me de igual y los machaque con el blanco y negro, no llueve, me hice de nuevo a la cámara con rapidez -ya soy yo- y la luz es bonita, ¿pero cómo conseguir que huela a verano?"
viernes, 14 de septiembre de 2007
sábado, 8 de septiembre de 2007
miércoles, 5 de septiembre de 2007
Niño tomando un helado
domingo, 26 de agosto de 2007
Calle
"... Marco Polo imaginaba que respondía (o Kublai imaginaba su respuesta) que cuanto más se perdía en barrios desconocidos de ciudades lejanas, más entendía las otras ciudades que había atravezado para llegar hasta hasta allí, y recorría las etapas de sus viajes, y aprendía a conocer el puerto del cual había zarpado, y los sitios familiares de su juventud, y los alrededores de su casa, y una placita de de Venecia donde corría de pequeño.Llegado a este punto Kublai Kan lo interrumpía o imaginaba que lo interrumpía, o Marco Polo imaginaba que lo interrumpía con una pregunta como:
-¿avanzas siempre con la cabeza siempre vuelta hacía atras?
-o bien: - ¿lo que ves esta siempre a tus espaldas?
-o mejor: - ¿tu viaje se desarrolla sólo en el pasado?
Todo para que Marco Polo pudiese explicar o imaginar que explicaba o haber imaginado que explicaba o conseguir por último explicarse a si mismo que aquello que buscaba era siempre algo que estaba delante de él, y aunque se tratara del pasado era un pasado que cambiaba a medida que avanzaba en su viaje, porque el pasado del viajero cambia según el itinerario cumplido..."
Italo Calvino
Ciudades Invisibles
-¿avanzas siempre con la cabeza siempre vuelta hacía atras?
-o bien: - ¿lo que ves esta siempre a tus espaldas?
-o mejor: - ¿tu viaje se desarrolla sólo en el pasado?
Todo para que Marco Polo pudiese explicar o imaginar que explicaba o haber imaginado que explicaba o conseguir por último explicarse a si mismo que aquello que buscaba era siempre algo que estaba delante de él, y aunque se tratara del pasado era un pasado que cambiaba a medida que avanzaba en su viaje, porque el pasado del viajero cambia según el itinerario cumplido..."
Italo Calvino
Ciudades Invisibles
sábado, 25 de agosto de 2007
Túnel del Vietcong en Bach Ma
Durante la guerra los americanos eligieron las cimas nubladas de Bach Ma para establecer una base avanzada de helicópteros. El Frente Nacional de Liberación de Vietnam, también conocido por Vietcong o Charlie (debido a que las inciales de Viet Cong, VC, se dicen “Victor Charlie” en el alfabeto de radio del ejército) se pasó mucho tiempo tratando de tomar la base sin conseguirlo en toda la guerra. Nosotros también intentamos llegar a la cima y nos encontramos alambradas en la jungla, restos de minas y hasta un trozo de pantalón –nos habíamos salido del camino-. Una de las muchas tácticas del Vietcong fue cavar unos túneles por debajo de la base, túneles que hoy en día están abiertos.
Pasamos por delante de una de las entradas y decidimos echar un vistazo. Había que agacharse bastante a pesar de que fuera decía que la altura eran siete pies –debían ser site pies de niño-. Llegamos a la primera curva y la realidad se impuso: no teníamos linterna. Espera -dije yo- podemos avanzar con el flash de la cámara. Me puse delante y dejé a mano la batería de repuesto en el bolsillo izquierdo. Pla pla pla. Avanzaba. Pla pla pla. Avanzaba. Pla pla pla. Y oímos un barullo delante. ¿Qué coño ha sido eso? Oscuridad total. Pla pla pla. Y algo me pasó rozando la gorra.
-¡¡Murciélagos!!- gritó Eduardo. Muchos. Grandes.
Cómo corrimos.
Hombre
jueves, 23 de agosto de 2007
miércoles, 22 de agosto de 2007
lunes, 20 de agosto de 2007
domingo, 19 de agosto de 2007
sábado, 18 de agosto de 2007
Juego
Piensas que lo controlas todo o como poco una parte, la importante, claro. Y así siempre pero nunca encaja nada. Esto es provisional –estás seguro-, sólo es una mala racha. Pero un mediodía de un sábado cualquiera abres los ojos y miras a tu alrededor: libretas gastadas de pasta negra -todas llenas de apuntes inconexos, garabatos, cartas tachadas que jamás enviaste y muchísimas notas intentando explicar qué fue lo que no funcionó-, zapatillas en el suelo –varias, ninguna te gusta del todo-, libros a medio leer –todos con un marcapáginas bien puesto, como en todo lo demás pero de papel-, docenas de cedés grabados que no piensas mirar, fotos acumulando polvo, cartas de hace veinte años, mapas –muchos- para no estar perdido, tarjetas y pasaportes –como veinte-, papeles, calcetines desparejados en una esquina, cables, sobres y llaves.
miércoles, 15 de agosto de 2007
lunes, 13 de agosto de 2007
domingo, 12 de agosto de 2007
Atardecer
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