Durante la guerra los americanos eligieron las cimas nubladas de Bach Ma para establecer una base avanzada de helicópteros. El Frente Nacional de Liberación de Vietnam, también conocido por Vietcong o Charlie (debido a que las inciales de Viet Cong, VC, se dicen “Victor Charlie” en el alfabeto de radio del ejército) se pasó mucho tiempo tratando de tomar la base sin conseguirlo en toda la guerra. Nosotros también intentamos llegar a la cima y nos encontramos alambradas en la jungla, restos de minas y hasta un trozo de pantalón –nos habíamos salido del camino-. Una de las muchas tácticas del Vietcong fue cavar unos túneles por debajo de la base, túneles que hoy en día están abiertos.
Pasamos por delante de una de las entradas y decidimos echar un vistazo. Había que agacharse bastante a pesar de que fuera decía que la altura eran siete pies –debían ser site pies de niño-. Llegamos a la primera curva y la realidad se impuso: no teníamos linterna. Espera -dije yo- podemos avanzar con el flash de la cámara. Me puse delante y dejé a mano la batería de repuesto en el bolsillo izquierdo. Pla pla pla. Avanzaba. Pla pla pla. Avanzaba. Pla pla pla. Y oímos un barullo delante. ¿Qué coño ha sido eso? Oscuridad total. Pla pla pla. Y algo me pasó rozando la gorra.
-¡¡Murciélagos!!- gritó Eduardo. Muchos. Grandes.
Cómo corrimos.
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