jueves, 17 de febrero de 2011

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Entonces saliste de casa con el tiempo justo para llegar al metro y luego a Grand Central. Se cerró la puerta y de repente te acordaste de la sopa convenientemente olvidada sobre la mesa en el tupperware del ikea. Mierda -pensaste-. Sopa de algas, miso, patatas cocidas y repollo con un poco de picante chino. Nadie normal come eso, lo sabías.

Te pusiste a caminar rápido por la calle. El sol naciente a tu espalda llegando desde Brooklyn mientras cambiabas de acera. Pronto amanecería antes y no verías esa luz rosada y esas sombras que tanto te gustaban pero uno debe disfrutar de lo que tiene y no pensar en cuándo dejará de tenerlo. Le dabas vueltas a ese consejo de viejos cuando de repente viste a Rachel cruzar la avenida. Apretaste el paso para llegar junto a ella y cuando lo conseguiste te diste cuenta de que era otra persona. Curioso que el día antes te había pasado lo mismo, habías pensado que Pablo pasaba por allí con una maleta de ruedas. Pero tampoco era él.

Pasaron un par de taxis. Cruzaste otra calle. Y de repente viste a María con su mirada miope y distraída. Pensabas que estaba embarazada y en Madrid y de repente no era ella sino otra chica de pelo largo castaño ojos pequeños. ¿Qué coño pasa aquí? te dijiste a ti mismo. Había que aceptar que últimamente reconocías a amigos en extraños, una y otra vez. Al único que no reconocías del todo era a ti mismo, con espejo o sin él.

Luego te olvidaste de todo esto porque un tipo roncaba en el tren. Era un sonido gutural horrible, como cuando un hombre carraspea y se trae todas las flemas de la garganta para escupirlas, pero sin hacerlo. Era una tensión, un asco. Trataste de olvidarte metido en tu libro, en las cavilaciones matutinas, en el regusto a té de Yunnan en tus labios, en la colonia de la negra sentada a tu lado -demasiada y barata, como siempre-, en las últimas nieves, en la fruta, en el susurro del inglés flotando en el aire, ininteligible y misterioso como algún encantamiento largamente olvidado.

1 comentario:

Moon dijo...

Muy bueno. Me ha enganchado desde la primera frase. :D