martes, 22 de diciembre de 2009
mujer con un niño
De aquellos días en los que éramos jóvenes; y creíamos que el verano duraría para siempre. Disfruta cada día. Salta de la cama dando volteretas. Pasa frío sonriendo. Pierde el tren muerto de la risa. Espera contando hojas en las plantas de la estación. Saluda al conductor ceñudo mientras te sacas los guantes. Pierde la vista en el horizonte donde se intercalan puentes, ríos de aguas frías, casas de madera y cementerios con flores secas. Habla en el trabajo. Baja las escaleras de dos en dos. Come con ganas a cucharadas aunque se te haya olvidado echarle sal. Pon música. Cierra los ojos y vuela lejos al otro lado del mundo. Hoy es el solsticio del invierno, la noche más larga que puede haber nunca; despertando, claro.
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