Caminaba solo por este mercado cuando me pararon dos policías hindús. La cámara delante -me dijo uno con cara seria- no en el lado; que te la pueden robar. Ya van doce o trece veces en la vida que me advierten pero la pura verdad es que la única vez que alguien lo intentó fue en Galicia -una historia muy larga, otro día-. Aparte de eso una vez en Alcobendas alguien anónimo me robó mis zapatillas en el vestuario de la piscina. Un mono en Kathmandú me mangó un paquete de galletas. Y para de contar.
Supongo que he tenido suerte hasta ahora.
4 comentarios:
hay imbeciles que roban la dignidad, el respeto y los deseos de otros...
pero sobre todo se roban a sí mismo el poco alma que les queda.
lo siento.
bueno hombre, que no es pa tanto
XDDD
joder en mi barrio las ratas andaban con navaja. Yo cuando pasaba el camion de la basura por mi casa le pedia que dejaran dos bolsas. xD
jajaja
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