Anoche al volver a casa junto al paso elevado del tren entré en la calle
121st que estaba oscurísima. Me llevé un buen susto cuando mis ojos se
acostumbraron a la penumbra y descubrí a un hombre negro que me miraba
en silencio apoyado en un portòn. Justo a su lado alguien había pintado
una silueta blanca en la pared, de forma que parecía que un espíritu le
seguía. No existe cámara que registre ese instante.
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