miércoles, 28 de agosto de 2013
lunes, 26 de agosto de 2013
...
Anoche al volver a casa junto al paso elevado del tren entré en la calle
121st que estaba oscurísima. Me llevé un buen susto cuando mis ojos se
acostumbraron a la penumbra y descubrí a un hombre negro que me miraba
en silencio apoyado en un portòn. Justo a su lado alguien había pintado
una silueta blanca en la pared, de forma que parecía que un espíritu le
seguía. No existe cámara que registre ese instante.
miércoles, 21 de agosto de 2013
lunes, 19 de agosto de 2013
ciudad al amanecer
Son las 6:10 de la mañana, miro por la ventana teñida de rosa mientras
pasa una gaviota. Me levanto. Camino con ojos de chino hasta la sala y
cambio el objetivo a la cámara. Abro el balcón. Pasa otra gaviota. Saco
tres fotos. Siento el fresco agradable del cemento frío en mis pies, en
runrún de la ciudad que acaba de despertarse conmigo, y otra gaviota que
pasa en busca de su basurero. Pienso en la gente que va en ese avión,
en la gente que va en todos los aviones del mundo y lo que sentirían si
una enorme bola de fuego arrasase la tierra y sólo quedasen los vuelos
presentes como últimos testigos de la humanidad, esperando a que
finalmente se les acabase el combustible y adiós. Pegados a las
ventanas, presenciarían la hecatombe de forma pospuesta, iluminados por
las llamas, los motores calientes a reventar, tratando de ascender lo
más posible antes de una caída inevitable propia de ícaros forzosos con
éxito. Porque los mitos siempre son como son por algo. No son tontería.
...
Pienso a veces en la oscura profundidad del universo y lo que pasará en
doce millones de años -dónde estaremos exactamente-. ¿Qué moral nos
sostiene si no creemos en nada? Es decir, todo lo que hagamos o
deshagamos es irrelevante a fin de cuentas. ¿O no? Lo pregunto en serio,
qué más da si gritamos, si robamos, si pegamos, o si por el contrario
somos amables o salvamos al mundo de Nike y McDonadls. ¿Qué motores nos
mueven? En el espacio la música no será nada, ni un cuadro, ni importará
la arquitectura o la filosofía cuando una supernova lo arrase todo
hasta los átomos. Y ya no digamos de lo que sentimos al pasar la mano
por madera o musgo, al oler un libro viejo, cuando nos rascan la espalda
o cuando tenemos el mejor orgasmo de nuestras vidas (que es siempre el
último, por definición, creo, espero). ¿Es un reflejo real? o mejor
dicho, ¿cómo de real es un reflejo, o un pensamiento, o un sueño? ¿no lo
es acaso tanto como una piedra del bosque? pero dejan de existir y el
mundo es idéntico e indiferente, como lo será -me temo- cuando
desaparezcamos todos. Repito mi pregunta, ¿qué cojones hacemos ahora?
miércoles, 7 de agosto de 2013
lunes, 5 de agosto de 2013
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