Un buen día, en el estudio en el que trabajo, se me ocurrió enviar un mensaje con unas fotos de China. Somos tantos que muchos simplemente no nos conocemos de modo que cuando un gracioso -en el correo interno- dijo que me las había bajado del National Geographic me lo tomé como un halago sin darle importancia. Fue un tiempo después cuando descubrí -con cierto fastidio, para qué negarlo- que mucha gente creía que, en efecto, las fotos no eran mías. Ya quisiera yo hacer fotos como algunos profesionales del NG.Recordemos, cuentos aparte, que esto es una simple afición. Yo voy por la calle y veo, por ejemplo, a un hombre andando. Le hago una foto. Al revelarla -en el ordenador, son digitales- resulta que es bonita -o a mi me parece bonita-. Eso es todo.
Puede ser que mi forma de ser simple-enrevesada me impida a veces enseñar las fotos más sencillas-complejas que tanto me gusta-odio mostrar. Para mi no cuentan nada y lo cuentan todo.
El té con menta que se toma en Marruecos no es de allí, es de China. Se mezcla con hojas y tallo de la planta y con azúcar, todo junto en una tetera metálica. Luego se vierte desde bien alto y sale dulzón y espumoso, muy caliente. Te deja la boca un poco áspera y sensible, como si te hubieses estado besando toda la noche.
Unos tienen besos y otros tenemos té con menta. Así es la vida.
Aquella noche soñé con camellos en la arena y camaleones en jaulitas en el zoco. No tenían relación pero era como si –de alguna manera- fuesen lo mismo.
Después de un pequeño descanso empiezo otra serie acerca de Marruecos, más concretamente de Marrakech, el valle de Ourika y la pequeña ciudad costera de Essaouira. Espero que os gusten tanto como a mi :)
Un buen día, en el estudio en el que trabajo, se me ocurrió enviar un mensaje con unas fotos de China. Somos tantos que muchos simplemente no nos conocemos de modo que cuando un gracioso -en el correo interno- dijo que me las había bajado del National Geographic me lo tomé como un halago sin darle importancia. Fue un tiempo después cuando descubrí -con cierto fastidio, para qué negarlo- que mucha gente creía que, en efecto, las fotos no eran mías. Ya quisiera yo hacer fotos como algunos profesionales del NG.
