martes, 26 de enero de 2010

Niño vendiendo plátanos



A veces recuerdo
aquellos días
en los que todo era intenso y el mundo tenía colores y sabores
y formas que ya no consigo ver
de ninguna manera

y es triste
haber perdido la costumbre de que te guste
lo sencillo
que te excite la vecina
o esas cosas que ya nunca te pasan

1 comentario:

Kayele dijo...

Creo que eso vuelve, Ramón.

Lo que pasa que menos a menudo y en pequeñas dosis.

:-)